Creo que están echadas las cartas sobre la mesa y ya sabemos la jugada de este gobierno desalmado con los jubilados, nunca le creí a Javier Milei, como tampoco le creí al radicalismo y al peronismo ni al kirchnerismo; los que siempre pagan los errores somos los ciudadanos. Esta semana fue una crueldad total cómo han tratado a todos los jubilados, como si fueran, como alguna vez dijo Su Santidad Francisco, “la cultura del descarte“; y esa es una de bases fundamentales del capitalismo a ultranza que tiene Milei en su cabeza y todos los que formaron esta ideología, desde Adam Smith, Locke y Juan de Mariana; como también estudié la otra cara de la moneda que fue el marxismo. Hoy el país está en uno de sus peores momentos de esta crisis que parece no terminar jamás y que los gobernantes parecen desconocer mientras se pelean por redes sociales a ver quién tiene más protagonismo, mientras la tercera edad marcha y es agredida de forma brutal por la Policía, dado que se aplica el protocolo antipiquetes de la guerra que tiene la Sra. Bulrich con los piqueteros, que a su vez usan a los jubilados para sembrar caos y discordia. Nada justifica pegarle a un anciano. En Japón las personas de la tercera edad son admiradas y escuchadas por los más jóvenes para poder seguir adelante en una nación que ha sufrido grandes adversidades pero supieron aprender de sus errores y escuchar a los que fueron protagonistas de la historia. Acá no, el jubilado es un equilibrio fiscal para Milei, sentando muy bien una de las grandes fases del capitalismo que es el egoísmo. Para terminar, alguna vez todos estos políticos inescrupulosos serán ancianos, el reloj biológico de la vida corre para ellos también. ¿Tendrán decoro de decirles a sus nietos, alcánceme por favor un vaso de agua?
Fernando Esteban Saade
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